Después de vivir un proceso de izquierda por un periodo de 5 años; tiempo durante el cual se trabajaron muchas de nuestras luchas sociales y políticas gracias al bloque democrático de la izquierda colombiana. (Denuncias, ollas destapadas, desmantelamiento de complots contra sectores democráticos y sociales, corrupción e injusticias); hoy emprendemos un nuevo rumbo.
La historia de la izquierda colombiana ha estado dividida desde sus principios en dos tendencias marcadas por grandes diferencias.
El ala radical, tradicional y cerrada; la cual tradujo que la izquierda es aquella que está en contra del gobierno y que se declara en oposición, no precisamente por un tema netamente ideológico o de defensa hacia los derechos, pero sí de poder. El ala radical que conforma parte de la izquierda cierra las puertas a cualquier otra forma de hacer política; pues creen que por estar en oposición de ninguna manera pueden colocarse de acuerdo con los otros “los que tiene el poder”, es decir, creen que juegan un papel heroico y que si no tienen el poder las cosas no se pueden hacer, por tanto esos “otros” no lo pueden hacer bien. El ala radical de la izquierda colombiana se considera salvadores mientras ven en los demás el equipo de los villanos.
El ala democrática, pacífica y progresista; este sector tradujo que la oposición realmente no es una ideología política altamente marcada o diferenciada de los demás “no son un fenómeno” entienden que al colocarse en la izquierda se colocan en oposición a políticas antidemocráticas, corrupción, inequidad y todas aquellas acciones que implementan gobiernos o sectores en contra de la ciudadanía; aunque tienen la capacidad de reconocer aquellos resultados positivos de “los que tienen el poder”. El ala democrática tiene la capacidad de dialogar, de construir acuerdos ciudadanos, de intercambiar formas de pensar y hacer, de compartir con los demás, manteniendo su estatus de diferencia, pero además tienen la gallardía de denunciar y debatir todos aquellos actos que enlodan el progreso del país, de la gente, de las colectividades ciudadanas.
El Polo Democrático Alternativo reunió estas dos tendencias radicales y demócratas, en un esfuerzo de unificar impulsos en torno a propósitos comunes. Lo que los radicales llamaron “unidad”; al principio y cuando no eran tan notorias las diferencias de los unos y los otros, las cosas marchaban bien; se obtuvo una importante representación en los escaños del congreso de la republica e incluso y por primera vez la izquierda le arrebata la alcaldía de Bogotá a la oligarquía y obtiene el segundo puesto más relevante del país. Aunque esta armonía no duraría mucho, hasta cuando el ala radical empieza a imponer su voluntad por encima de los demás. Imposición de candidatos, radicalismo exagerado, complicidad con sectores antidemocráticos e inclusive defensa a actores corruptos, temas que llevaron a la crisis y a la discusión interna.
En un esfuerzo por mantener la ética y la moral del Polo, el sector democrático que conformaba la colectividad, encabezado por Gustavo Petro propone crear una atmosfera de reflexión, además de corrección interna del partido, frente a la corrupción y el derecho a la participación diversa. Actitud que fue ferozmente atacada por el ala radical la cual tenía (y tiene) prácticamente el control interno del polo, cerrando prácticamente las puertas democráticas y dejando sin garantías de participación al sector democrático. “no era conveniente escuchar a los otros por motivos de ambiciones individuales”, el polo se un día bajo su propia lucha.
Al no gozar de garantías, al no compartir la corrupción, el radicalismo y la antidemocracia el ala democrática del Polo decide separarse y marcar la diferencia.
Se conforma el movimiento progresista.
Después de la experiencia en el polo, se propone y se construye un nuevo escenario político-social para el país. Lejos de los pensamientos de izquierda o de derecha, donde la condición no se conjuga hacia una ideología política marcada; la propuesta de generar acercamientos ciudadanos, da base para no seguir hablando ni de partidos ni de ideologías, colocando sobre la mesa temas protagónicos hacia un nuevo sistema público y social, cero corrupción para pasar a los resultados y la transparencia que es lo que pide la ciudadanía, complementado con la equidad y la justicia social que es lo que puede brindar desarrollo y progreso para las multitudes.
El Movimiento Progresista es ampliamente democrático, y no propone generar caudillismos dentro de sus filas, que fue lo que le sucedió al Polo (y lo que le sucede al resto). Propone generar nuevos liderazgos y brindar participación equitativa así como el de reconocer autonomía, denunciar y no tolerar cualquier intento de corrupción por fuera y dentro del mismo, defender la constitución de 1991, proteger y abogar por las víctimas de la violencia en Colombia (grupos armados y crímenes cometidos por el estado), impulsar una política de tierras y producción de alimentos, apartar la politiquería y la burocracia y generar progreso en los más necesitados.
El movimiento de ciudadanos Progresistas transforma un punto de encuentro entre unos y otros que busca un dialogo y un acercamiento para acordar conjuntamente el futuro de todos, respetando las tendencias pero reconociendo la diversidad y las diferencias. El movimiento progresista fue impulsado y acogido por personalidades como: Gustavo Petro, Vladdo, José Gregorio Hernández, Jesús Piñacue, Gustavo Bolívar, Ana Teresa Bernal, Marcelo Torres, Daniel García Peña, parlamentaria andina Gloria Flórez, senador Jorge Guevara, senador Luis Carlos Avellaneda, Ricardo Bonilla, concejal de Bogota Carlos Vicente de Roux, ex representante Franklin Legro Segura, Carlos Ossa Escobar, Patricia Buritica, Yesid García, Guillermo Alfonso Jaramillo entre muchos otros.
En Caldas el Movimiento ya está constituido, busca generar espacios de dialogo, construcción colectiva, reconocimiento de las diferencias étnicas, políticas, sexuales, religiosas e ideológicas; además el acercamiento con otros sectores políticos y ciudadanos (lo que no propone ni acepta el polo), autonomía, descentralización, comunicación, ética política, participación en las elecciones y progreso social.
El movimiento Progresistas es otra forma de hacer política, nuestro compromiso es con usted y los demás, en Caldas ya iniciamos el trabajo!.
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Esperamos que Usted haga lo mismo.