LA DEMOCRACIA ESTÁ DE FIESTA.
Un ejemplo de esa realidad es lo que sucedió con el Polo Democrático Independiente, que con la anterior reforma, y ante la subida del umbral, llamó a la unidad de la izquierda y todos los partidos tradicionales de la izquierda radical se unieron y terminaron sacando a los fundadores del PDI por la puerta de atrás. Salieron “mamados del mamertismo” Angelino Garzón, Rosemerg Pavón, Luis Eduardo Garzón, María Emma Mejía y muchos más líderes regionales y nacionales.
Y dentro del Polo la Corriente Democrática reclamando la recuperación de los principios fundantes del Polo: la defensa del Estado social de derecho y la Constitución del 91, la transparencia y la ética en la política pública y la participación democrática en la toma de decisiones y la construcción de propuestas. Y de eso nada. La Izquierda tradicional tiene resuelto el asunto: posee verdades reveladas, caudillos mesiánicos y la seguridad de ser los voceros de todos los que no somos como ellos. Eso es contrario al concepto de democracia real.
La Corriente Democrática “se mamó” de intentarlo y optó por separarse. Y eso es bueno.
Un partido político es un organización social de ciudadanas y ciudadanos que coinciden en una visión de futuro, en un modelo de sociedad, en una estrategia para administrar lo público, y deciden organizarse para acceder al poder y desarrollar esas aspiraciones. Por qué tendrán que soportar los demócratas que los “puros y duros” impongan sus condiciones con las estratagemas y triquiñuelas que se les conoce?
Insisto, es bueno que si los principio y los objetivos se perdieron, los que creían en ellos no tienen la obligación de aceptar la imposición de otros principios y objetivos, solo con el propósito de no desaparecer por culpa de las normas que cada vez más atentan contra la verdadera democracia y la participación ciudadana. ¿Y eso es lo que dicen que es fortalecer la democracia?
Saludemos la valentía de los demócratas del Polo que prefirieron arriesgarse a perder vigencia jurídica antes que renunciar a sus principios democráticos.
JULIÁN MEJÍA BOTERO
Sicólogo, Especialista en Docencia Universitaria,
Trabajador Comunitario, Docente Universitario
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