TALLER NACIONAL PROGRESISTA

El 14 de septiembre se llevará a cabo un taller nacional progresista con la idea de debatir la participación del progresismo en la propuesta de integración con el partido Verde y con el movimiento Compromiso Ciudadano, entre otros grupos y sectores.
En la página central de Progresista (http://www.progresistas.co/) encontrarán información complementaria.
El día anterior, jueves 13, se reunirán los jóvenes para analizar su situación dentro del progresismo, y para acercar posiciones sobre el que hacer en estas circunstancias.

PROGRESISTAS

Primer Movimiento Político
de construcción colectiva del siglo XXI

¿QUÉ ES SER PROGRESISTA?

ALGUNOS LO DEFINEN COMO UNA ACTITUD, Y TIENEN RAZÓN. OTROS LO ENTIENDEN COMO UNA CONCEPCIÓN DEL ESTADO, Y TAMBIÉN TIENEN RAZÓN. PERO LOS QUE PERTENECEMOS AL MOVIMIENTO NACIONAL PROGRESISTA SABEMOS QUE ES UNA PROPUESTA POLÍTICA ALTERNATIVA, CUYA DEFINICIÓN ESTÁ EN CONSTRUCCIÓN Y CUYA ORGANIZACIÓN ESTÁ EN PROCESO, Y QUE HA HECHO PRESENCIA EN LA POLÍTICA NACIONAL DESDE HACE MUCHO TIEMPO. (Julián Mejía B.)

Al final del blog encontrarán una propuesta, escrita por Julián Mejía Botero, que de paso recoge otras propuestas y aporta construcciones colectivas hechas en Caldas, y sobre la que podemos seguir buscando consensos. Los invitamos a que la lean y opinen al respecto.

VÍDEO PROGRESISTAS CALDAS

10 de junio de 2009

De coaliciones y colisiones

JAIME VARGAS RAMIREZ (09-06-09)

El 5 de marzo de 1933 los nazis recolectaron 17.164.000 votos. Los comunistas, a pesar de la violenta represión, reunieron 4.750.000 votos y los socialistas casi 7 millones de votos. El nuevo Reichstag se componía de 288 diputados nacional-socialistas, 118 socialistas, 70 de centro, 52 nacionales alemanes, 28 populistas bávaros y 81 comunistas. Los nazis solo lograban el 43.9%. Entonces “invitaron” a los comunistas a no sentarse. La eliminación de los comunitas permitió a los nazis disponer del 52 por ciento. Por esas mismas calendas, existían en Alemania tres grupos de sindicatos: la Confederación General de trabajo y los independientes que entre ambos sumaban 4.500.000 miembros, más los sindicatos cristianos que contaban con 1.250.000 afiliados. Toda una fuerza obrera, la mayor y más poderosa de Europa, si se quiere del mundo: el 85 por ciento de los trabajadores estaban sindicalizados. Entre todos, pero divididos, no lograron frenar la máquina de terror naciente.

No es la idea tratar de asemejar lo que en esa época sucedía en Alemania con lo que hoy pasa en Colombia, que es bien diferente, pero si de hablar de algunas similitudes en el sentido de cómo se movían las fuerzas políticas que colisionaban y que al final, aún siendo minoría, los nazis se impusieron sobre una mayoría de partidos y fuerzas que no atinaron a unirse para enfrentarlos.

Similitudes que hacen de la próxima contienda electoral por la presidencia una fecha decisiva para la democracia colombiana, toda vez que una coalición autoritaria amenaza con hacerse al poder indefinidamente. Semejanzas de las cuales podríamos sacar algunas lecciones para no repetir. La coalición de Uribe pugna por su tercer mandato y las fuerzas contrarias, hasta hoy, no logramos cuajar un frente o coalición democrática que impida que el uribismo siga gobernando. Pero lo peor es que quienes están llamados a liderar la unión de los demócratas creen que podemos darnos el lujo de ir a la primera vuelta separados. Primera vuelta en la que puede repetirse, con Uribe o sin él, el triunfo del uribismo, como pasó en la primera y segunda elección.

En los años críticos del auge nazi (1928-1933), el VI Congreso del partido comunista Alemán adopta la consigna de “clase contra clase”, agrupando y señalando como enemigas a las fuerzas de la burguesía en bloque. Caso contrario hacía la izquierda y los demócratas españoles que se unieron en los Frentes Populares Antifascistas, impulsados por el VII Congreso en 1935, con lo cual cosecharon el triunfo electoral en 1936.

Algo parecido propone el sector que lidera Carlos Gaviria en el Polo, “partido contra partido” hasta la primera vuelta y… después se mira.

La errónea orientación de “clase contra clase” establecía dogmáticamente el enfrentamiento del proletariado contra la burguesía, considerados como un bloque granítico y sin fisuras. Los comunistas alemanes no establecieron con nitidez que clase o clases constituían el blanco principal, ni que contradicciones internas tenían entre sí.

En términos marxistas, el proletariado alemán no supo a la luz de la estrategia general, unir a todo lo unible contra el enemigo principal encabezando y ganándose las clases populares y atrayendo a las fuerzas vacilantes o intermedias. No supo aprovechar las contradicciones existentes entre los enemigos y formular tácticas que concentraran la lucha y golpearan al enemigo principal en el punto más débil de su proyecto político.

En Colombia, como vamos, puede pasar algo parecido, que la coalición gobernante a punta de prebendas logre mantener su fuerza unificada y los que estamos al otro lado nos dividamos por miopía. La fuerza uribista agrupa varios partidos, y en la otra orilla están el partido Liberal, el Polo y el llamado centro. Lo políticamente correcto sería el enfrentamiento entre dos coaliciones y no la colisión entre partidos que no están con la reelección. El Polo es el llamado a liderar esa coalición, tal como Petro lo viene recalcando en su gira nacional.

Unidos el Polo, liberales, más el centro y otros sectores intermedios, la batalla sería a otro precio. No en vano el uribismo se pelea a mordiscos a Cambio Radical, pues saben que si este se decide por el liberalismo, pierden un pilar de su coalición. Solo un sector del Polo se da el lujo de rechazar posibles aliados para la batalla de marzo próximo.

Simplificando, todo se reduce a quien es capaz de armar la fuerza más poderosa para enfrentar a la otra y definitivamente esto es un problema matemático, el de saber sumar. Eso de no desdibujarnos, de conservar la pureza de la línea, que la alianzas son autodestructivas, no pasa de ser una estupidez de quienes se jactan de dirigentes políticos, lo que podría llevarnos al desastre, no solo al Polo, también a la democracia.

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